La compleja forma del área de movimiento disponible para la edificación nos permite actuar de un modo similar al proceso de lascado de las piedras de sílex.
Se trata de obtener una pieza, distinta del original, que se adecua al programa expositivo requerido.
La morfología del edificio sugiere el acabado facetado de un pedernal modificado por lascas.
En el interior del edificio se introduce una geometría de ejes ortogonales (al modo de las excavaciones arqueológicas) que permite ordenar estructural y espacialmente el programa expositivo.
El resto de la parcela continua esta estrategia de facetado, para producir una fusión armónica y coherente entre el edificio y el paisaje.
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